jueves

intereses

nos guste o no, tarde o temprano, tenemos que aprender a resguardar nuestros intereses. Pero esto es perogrullada, lo que quiero resaltar con el post, es que yo mismo estoy aprendiendo a vivir así... Y esto si es una novedad. Igual hay que tratar de ser exactos. De acá se podría desprender que en algún momento de mi vida, fui desinteresado, y nada mas lejos de la realidad. Aunque pudiera llegar a dar esa sensación en quienes se guían por simples sensaciones, que generalmente por una cuestión de economía mental, nos guiamos de ese modo, según una mera sensación momentánea, sensación sin fundamento, pero útil para actuar provisionalmente... error.

Confianza, confidente, y confites

La coma antes de la y, es que simplemente es linda.

Miedo. En el medio exacto de la imposibilidad, reposa el miedo.


No escribimos, hoy día, tipeamos.
Escribir, es un acto de intimidad inimitable.
Tipear acá es tipear en las pantallas.
Escribir, cuando uno escribe de en serio escribe en el alma.

Esa ideología es lo que me convierte en un nostálgico del pasado. En un miedoso del avance y desarrollo de la técnica. Pero lo asumo, aunque no pueda evitar dar una serie de concesiones al régimen imperante. Tengo facebook, tengo celular, tengo blogs, participo de foros. Vivo y transpiro en las pantallas, las palabras que tanto me significan tanto. Porque efectivamente tipear en el mundo de hoy, te obliga, te exige, te arrastra a la actualización constante. Todo el tiempo, todos los días, en todos los momentos en los cuales uno "se conecta" se ve obligado a "actualizar" el momento, el día, el tiempo que se produce en la pantalla cibercósmica. Si uno se detiene, por un tiempo prolongado, ese espacio se estanca, se queda, "se desconecta" uno del yo-pantalla.

Escribir, tenía otros tiempos.
Esos tiempos, apenas son recuperables.
O dicho de otro modo, hay que hacer un esfuerzo inconmesurable para recuperar ese tiempo.

Así es...
si nos resuena lo mismo.

Vamos, En busca del tiempo perdido.

Lo que nos remite a una de las novelas-matrices del siglo XX y vaya! a la mas larga novela escrita por un hombre. Se da cuenta, no? En tiempos, vaya que el tiempo es lo que constituye al ser, y es el tiempo lo que constituye la escritura de los seres, decia, en tiempos en los cuales los mensajes fugaces, sintéticos pululan por cada rincón, ... ¿Qué iba a escribir, digo tipear? Nosé, me he olvidado completamente...


martes

tres, dos, uno...

Un día como hoy, cualquier día como hoy, cuando un individuo como soy, cualquier individuo como soy. Se levanta a la mañana, se despereza, despierta su conciencia, y se mira al espejo, luego de mear, asearse, y eventualmente defecar. Y se pregunta sumamente acongojado, sobre ese soy que es hoy. O sobre cualquier hoy que soy. Se da cuenta, o da cuenta de que se da tanta maña, y se enmaraña con esas palabrejas, viejas palabrejas que no le abondonan a uno. Intentando salirse de la porquería que uno cree que le rodea. Inventa una batería de ficciones que lo distraen por un rato. Así es como brotan en el jardín descuidado del fondo de la habitación, un centenar, por no decir millar, de larvas ficcioanales que como pedos de un congestionado culo salen despedazados a borbotones sobre todo el espectro de una pantalla líquida posmoderna. Así es, así es como se concatenan una serie de historias que aún no han sido esparcidas en el diminuto cosmos que la mirada adyacente a este blog trasluce.

La vida, como decía, Forest, es como una caja de bombones, uno nunca sabe que le va a tocar. Lo que pasa que algunas vidas, son como cajas de bombones también efectivamente, simplemente que el problemilla es que uno ha tardado tanto en abrirlo, que los bombones están llenos de hongos y otras bacterias descomponiéndose en su interior. En algún punto esto puede resultar nauseabundo, o tristemente patético. Pero eso es simplemente una apreciación tan posible como cualquier otra. La sensación producida es una variable con infinitas posibilidades. La putrefacción de la vida, es parte de la fermentación de la vida. Son ciclos y procesos que uno tiene que aprender a apreciar en su totalidad, y no quedarse con la simple parte. Si llegado el caso no comiese los bombones vencidos, jamás de los jamases pudiera experimentar esta particular sensación de ardor intestinal, monstruosa cagadera.

Como cantaban los Monty Python... Always Look on the Bright Side of Life. Yo agregaría la siguiente acotación, Siempre mirad el lado brillante de la mierda.

Pero la verdad, la verdad de la milanesa de soja transgénica, es que... no quiero terminar este post con esperanzas. No, los happy ending, jamás me convencieron. La muerte es el final de todo, aún y a pesar de lo bondadoso que pueda llegar a ser, la muerte es putada mierda.

sábado

eh! guacho, escribí algo piola

Hay que tener una gran habilidad para recrear un lenguaje que no es propio.
Puta. Ese enunciado me dejó sin habla.

Bien, ahora puedo seguir. Es impresionante lo terapéutico que son los insultos. Son la apertura del alma, sin lugar a dudas. En fin.

Estaba tratando de escribir algo interesante. Pero se ve que no puedo. No es posible que algo que no sea interesante, o sea yo, escriba algo que sea interesante. No salen manzanas de un naranjo.

¡Estúpido! ¡Cállate!

Este post es como todos los post, totalmente prescindible.

jueves

uno, dos, tres

Uno no escribe por aburrimiento, o mejor dicho hay una gran cantidad de gente que si lo hace. Que en realidad ni siquiera se divierte escribiendo. Escribir puede ser tan laxo que engloba una infinita cantidad de prácticas que nada tienen que ver de lo que yo pienso de la palabra escribir. Demás está decir, que ahora mismo, no estoy escribiendo, esto es tipear. En este momento no hago mas que unir ciertas sílabas, producir cierto efecto de sentido, sacudir un poco el polvo de mis dedos. Es posible que le esté dando una excesiva carga de solemnidad al hecho de escribir, pero efectivamente, para mi es algo sagrado. Escribir, encontrar el placer de escribir, es una experiencia religiosa. Vió! como estoy blasfemando! Pero efectivamente, si acá he caído nuevamente. Es porque hastiado del aburrimiento de oficina, me digno en balbucear mis patéticas inquietudes por medio de un blog cualquiera.

...sacudir un poco el polvo acumulado en la conciencia que desea algún día llegar a escribir...

Es solo pelo, es solo un polvo.

de pelotudo no hace falta recibirse, ni tampoco nadie nace pelotudo. La pelotudez es una elección de vida que se dan ciertos individuos porque están dotados de esa particular capacidad acrítica. O cuando la crítica se hace desde un lugar de mediocre condescendencia con las miserias propias y/o ajenas. Generalmente es díficil encontrar Pelotudos de tiempo completo, generalmente el común de las personas comete de vez en cuando alguna pelotudez que se precie de tal.
Pero de que estamos hablando cuando hablamos de pelotudez. Eso varía según el género, la clase social, la religión, la nacionalidad, y otras variables mas que componen el todo de un individuo. La pelotudez no es una universalidad caracterizable, depende de la subjetividad, aunque tenga importantes componentes objetivos que nos permiten discriminar las pelotudeces que cometen ciertas personas mas allá de su género, clase social, nacionalidad y etcéteras de variables.
No todo es una pelotudez justamente. La pelotudez se inscribe en una totalidad significativa. Algo es o no es significativamente pelotudo porque contrasta con lo que no es pelotudo. Uana categoría social que designa un lugar determinado en el espacio cósmico de cada quien. Lo importante a destecar es que aquello que se designa como pelotudo es porque destaca justamente. Destaca de un resto. Por eso mismo, hay que tener cuidado, no cualquiera es pelotudo, ni cualquier acto o hecho es una pelotudez. Si así lo fuera, las entidades perderían sustancialidad. Para que el cosmos esté ordenado es de vital importancia, saber designar con presición aquello que es efectivamente una pelotudez cósmica. Nuestras capacidades de juicio son las que nos caracterizan. Cuando uno adjetiva, se está adjetivando a sí mismo.

En fin. A lo que iba...

"Es bien de pelotudo, insistir con una pelotudez sabiendo que es una tremenda pelotudez".