domingo

Nada que contar

Sin nada que contar. La vida parece arrancarse de la tierra con un torbellino inesperado. Viajo a través del mundo, apenas un trozo pequeño de ella y a través del tiempo, inevitable que continúa su marcha inexorable hasta el final. Llego a divisar cierta esperanza. Estoy fulgurante sin nada que perder y todo un reino que ganar. La vida recomienza cada vez. Sueño con todo, sueño en todo, en todo lo que me rodea. Vuelvo a volcarme a la existencia. Torbellinos infinitos de vida humana se despliegan a mi alrededor me vociferan, me susurran. En sus gritos, en sus silencios. En todos los lenguajes posibles. Canto. No tengo nada que contar, excepto la vida.