En algún punto el asunto se complica. Cuesta hacer arrancar la imaginación. Siendo bastante probable el hecho de que no hay nada que contar. Pero nos esforzamos, y la maldita termina saliendo.
Cuesta arrancar la imaginación de su anulación onírica.
Claro que el costo a pagar es alto. Allí radica su valor. El sudor, las lágrimas y la sangre vertidas a veces no sirven para nada.
sábado
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