jueves

y yo que se, vaya mierda

el segundo perro ladró, no eran dos, pero digamos con ese griego que no era perro, pero era griego, que la misma persona bla bla bla el río, bla bla, no es el mismo, pero bla bla bla, lo siento no recuerdo la alegoría, o como se llame el ínfimo relato aquel...
el mismo perro, pero siendo el segundo, ladró

el cielo abrumador no podía dejar de caer sobre nosotros,
la noche siguiente fue tan frívola como la anterior, un ciclo de mierda
la tierra vasta bajo nuestros pies frágiles nos resbalaba,
cualquiera, callate, no escribas, no leas, no hagas nada, dejate morir....
el suelo alarmó
un huevo frito, dos mejor
así en estas condiciones no se puede escribir,
tienes que dejar de pretender, anula tus patéticas ambiciones...

una niña de ojos pardos profundos, hundidos en la fangosidad de la existencia
la virtualidad apabullante, arrastrando un simil de cadaveres insustanciales
el tiempo atravezando los tibios cuerpos separados de similes cadaveres ínfimos
ya. A desconectarse, enfermo.

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